En esencia, es un tipo de azúcar molecular que, de hecho, está presente en tu organismo, se encuentra en la epidermis, tejidos conectivos, cartílagos, líquido sinovial, ojos y muchos otros órganos y tejidos.
Sin embargo, como muchas cosas en el cuerpo humano, a medida que envejecemos, va disminuyendo y su presencia en el organismo se reduce con los años, entonces es cuando nuestra piel pierde hidratación, lo que se traduce en pérdida de elasticidad y firmeza, volviéndose fláccida y esto da paso a la aparición de arrugas.
En las articulaciones ocurre algo similar, ya que los cartílagos se hacen más rígidos, aumentando la posibilidad de rupturas y la sensación de dolor con cada movimiento a causa del roce entre los huesos. Algunas fuentes mencionan que a la edad de 50 años queda la mitad del ácido hialurónico corporal existente en el organismo.